27 ago 2012

A propósito del libro “La verdad secuestrada” Ciclos de roscas

Edgar Ramos Andrade
El libro “La verdad secuestrada. Medios de comunicación privados y el proceso de cambio en Bolivia” (Sacha Llorenti, LP-2012) nos recuerda que nuestra historia se parece a la sucesión de ciclos de roscas (esos reducidos grupos de interés económico que utilizan el factor político para fines mezquinos). ¿Cuáles roscas?
 1. Rosca de la tierra Uno. Tuvo su auge a partir de la Independencia (1825) cuando la República de Bolivia “organizada al modo francés, con departamentos y provincias, empezó para los chiriguanos (guaraníes) con un expolio (de tierras) que ni siquiera se trató de disimular” como señala Hernando Sanabria en su libro “Apiaguaiqui Tumpa” (Ed. Los Amigos del Libro. LP-CB 1972). El mariscal Andrés de Santa Cruz  –señala el autor–  desgració a los indios chiriguanos con su Orden Suprema a Francis Burdett O’Connor (ese descendiente de la “nobleza” irlandesa que se instaló en Tarija) para “amparar en sus posesiones  a todos los que las tuviesen por (…) haber entrado, a mano armada en las comarcas aborígenes”. Uno de sus periódicos de la época fue “El Condor” para los escasos criollos letrados de la época, no para indios. Pasados 183 años de aquella época (2008) esta rosca tiene como símbolo al latifundista norteamericano del Chaco, Ronald Larsen, ese que armado, se resiste al saneamiento de tierras.
 2. Rosca de la tierra Dos. Se dio en la segunda mitad del siglo XIX, cuando un nuevo expolio, despojo de tierras a los comunarios, decretado por presidentes como Melgarejo y subsiguientes, fue bautizado como “Proceso de Ex vinculación” (Decreto de 1868) con varias masacres de por medio. ¿Masacres? Sergio Almaraz (“El poder y la caída” LP-CB 1987. Pag 73) menciona algunas de esas matanzas de indios: San Pedro de Tiquina (28-junio-1869), Guaicho (2 al 5-enero-1870), Ancoraimes (7-agosto-1871), Beni (1887); Kuruyuky con Román Gonzales alias “Gral. Exterminador” como protagonista (28-enero-1892), Guerra Federal (1896-1999) y otras.
 3. Rosca minera Uno. Sus representantes notorios fueron Aniceto Arce (co-financiador junto con sus socios chilenos, Lorenzo Claro Cruz y Agustín Edwards Ossandón del ejército chileno en la Guerra del Pacífico de 1879), Gregorio Pacheco, Severo Fernández Alonso y otros que también fueron presidentes de Bolivia, en el apogeo de minas de plata como Huanchaca y Colquechaca. “El poder lo ejercitaban directamente, de (empresario) minero a gobernante, de oligarca a Presidente, sin estructuras intermedias” menciona Almaraz. Tenían periódicos como "La Industria" de la ciudad de Sucre, que reproducían comentarios como el de la Sociedad Rural de Chuquisaca: “Un 5% de los habitantes de las ciudades viven en el siglo XX, un 90% de los habitantes del altiplano vive en el siglo XVI y los de la hoya amazónica viven en la prehistoria”.
 4. Rosca gumífera y castañera. Se dio durante el “Boom gumifero” para proveer materia prima a la naciente industria de llantas para automóviles, en Inglaterra y que permitió el funcionamiento de las “Barracas” o centros extractivos de caucho y de la “Nuez del Brasil” (castaña boliviana que se vende en Europa y Asia, con ese nombre) en el norte boliviano (provincias Iturralde-LP, Vaca Diez-BE y departamento Pando). Los exportadores de “goma en bolacha” eran, Suárez hermanos (60%), Alfredo Barber, Zeller, Villger, Guillermo Demmer, Sociedad Comercial Matto Grosso, Komarek y Bruckner, Brauillard, Societé Picallet, Anglo Bolivian Rubber States, Salvatierra y otros. Esas fortunas fueron amasadas sobre la base de la “lógica de (sangriento) desfalco de la fuerza de trabajo basada en un asalariamiento precario” y un “capitalismo primario”, como menciona Pablo Pacheco en su libro “Integración Económica y Fragmentación social” (Ed. CEDLA LP-1992). Uno de los pocos periódicos de la época fue “El Noroeste” de Riberalta, que tampoco era leído por indios amazónicos o campesinos migrantes.
 5. Rosca minera Dos. Retratado a cabalidad por Sergio Almaraz en su libro “El poder y la caída” (Ed. Los Amigos del Libro. LP-CB 1987). Estuvo compuesta por empresas como “Aramayo Mines de Bolivie Co.” con sede (para pagar impuestos) en Ginebra, Suiza y un capital de $us.4.7 MM; “Patiño Mines and Interprises Consolidated Incorporated”, radicado (con fines tributarios) en Deleware USA y un capital de $us.25MM además de las empresas de Moritz Hostchild. Era la el “super Estado minero” o “estructura del poder minero: estrecha, oligárquica, piramidal” y funcionaba mediante “equipos políticos” y bufetes de abogados como, Néstor Galindo, Manuel Carrasco, Carlos Calvo y otros. Patiño, Hostchild y Aramayo “no están en el gobierno pero poseen el poder”, señala Almaraz. Instalaron fundiciones de minerales en Williams Harvey (Inglaterra) o en Malasia pero (los tres) utilizaron todas sus influencias para que Bolivia no instale fundición de estaño. Aramayo era dueño del diario “La Razón”, Patiño era accionista de “El Diario” de la familia Carrasco.
 6. Rosca narco-militar. Tuvo dos representantes notorios (y decenas golpistas). El libro “Juicio a la Dictadura” de Marcelo Quiroga y la Bancada del PS-1 menciona que Hugo Bánzer (1971-78, 1997-2001) firmó el 21-octubre-1975 la Resolución Suprema 178182 por la que dotó (entregó gratuitamente) 50.000 hectáreas de tierras en “Alto Valle Huanchaca” (San Ignacio de Velasco SC) a los oficiales militares: Oscar Adriázola Valda, Oscar Villa, Ariel Coca Aguirre, Guido Arriens, Hugo Balderrama, Néstor Lora, Juan Rivero y José Aníbal Justiniano para “inversiones por la soberanía nacional”. El 19-agosto-1976 el Consejo Nacional de Reforma Agraria autoriza la venta de esas 50 mil Has de Alto Valle Huanchaca a particulares. En 1986, el biólogo cruceño Noel Kempf descubre en Huanchaca (donde es asesinado) la mayor fábrica de droga y de la que conocían, al detalle Juan Carlos Durán y Fernando Bartelehmy, influyentes dirigentes del MNR en el gobierno de Víctor Paz. Este caso fue investigado por el diputado cruceño Edmundo Salazar pero fue asesinado antes de revelar los resultados de su trabajo, al igual que su esposa, Maria Elena Oroza fallecida en un “accidente”. El otro representante de esta rosca fue Luís García Meza, quien reconoce que en su gobierno de facto “no estábamos reconstruyendo nada (…) estábamos haciendo grandes negocios, estábamos involucrados en narcotráfico…” (El Deber 15-Julio-2012, Pag 9).
 7. Rosca minera Tres. El abanderado es el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-97, 2002-2003 mandato cortado) retratado a cabalidad por Andrés Soliz Rada en su libro “La Fortuna del Presidente” (Ed. Quality LP 1996). “Goni” hacía aprobar leyes a conveniencia de sus empresas mineras, auríferas, estañíferas, de complejo y otros (COMSUR, SAPI, otros) y es el inventor de neologismos como “Relocalización” o despido masivo de mineros, muy parecido a la “Ex vinculación de campesinos”. Sánchez de Lozada y sus socios y ex ministros, Fernando “Negro” Romero o Fernando Illanes, re-fundaron en 1995 “La Razón”.
 8. Rosca petro-gasífera. Constituida por empresas petroleras transnacionales y firmas prestadas de algunos empresarios bolivianos como Alfonso Revollo Thenier y hermanos, Mauricio Gonzales, Arturo Castaños, Fernando Candia y otros influyentes movimientistas. El texto “¿Inversiones Petroleras? 1996-2006” de Miguel Delgadillo (LP 2012) los describe en detalle. Este grupo aplicó “a cabalidad y conveniencia” el Decreto 24806 de 4-agosto-1997, que permitía a esas empresas “invertir 1 dólar para ganar 10” como lo reconoció el presidente de Repsol, Roberto Mallea en 2002.  El consorcio mediático Garáfulic-PRISA estuvo (casi) a su disposición, al igual que PAT de Carlos Mesa y sus socios.
 9. Rosca de la tierra Tres. Más contemporánea, está compuesta por “jóvenes emprendedores” como Branco Marincovik u otros más mayorcitos como Rubén Costas, Osvaldo Monasterio o Ivo Kuljis. No tenían reparos para apelar y utilizar a los matones de la Unión Juvenil Cruceñista o a autoridades municipales como el alcalde de Ascensión de Guarayos, Robert Schok Peredo (bautizado como “Roberto Choque”) para “apalear” o “hacer patear” a los indígenas, en el Chaco, en la provincia Guarayos o en la misma plaza 24 de septiembre de Santa Cruz de la Sierra, especialmente entre 2006 y 2009. Marincovik tuvo su vocero en el diario “El Nuevo Día”, del que era dueño.
 10. Rosca mediática. Con vigencia plena durante las dos últimas décadas del siglo XX y las dos primeras del siglo XX. Está descrita por el libro de Llorenti en todos sus componentes: mediático, económico y político. Lo conforman, los Monasterio, Kuljis, Daher, Mercado, Garafulic, Asbún, Gonzales, Rivero-Jordán, Canelas, Marincovik, Durán Saucedo, Dueri, Carrasco y otros.
 Descritas están las roscas y sus ciclos. ¿Y el autor? A Sacha Llorenti lo conocimos en la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Bolivia, cuando en la década de 1990 (del re-florecimiento del liberalismo “moderno”) intentaba hacer respetar los derechos humanos, tarea nada fácil. Como autoridad estatal (2006-2011) probablemente se equivocó pero de seguro tuvo un gran enemigo político (el mismo del actual gobierno): el corporativismo mediático, que impone discurso, temática de debate mediático y manipula los hechos a su antojo y conveniencia.
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(*) Edgar Ramos Andrade. Es comunicador, investigador social e historiador.

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