En nuestro país los conflictos, paros y huelgas son el pan de cada día, problemas de los cuales el gobierno no encuentra una solución inmediata, ya son varios días en que el sector salud esta movilizado con un paro “indefinido” o “paro criminal”, como lo califico el ministro de trabajo, Daniel Santalla.
Hace unos días atrás se dio a conocer en un medio de comunicación que una clínica privada cruceña estrenaba un equipo único en su género que detecta las venas que causan problemas, como la embolia. Se trata de una máquina tan moderna que sólo hay cuatro en Sudamérica, de igual forma la rápida intervención ayuda a que el paciente no quede paralítico e incluso se le salve la vida de manera inmediata, de esta forma no tenemos nada que envidiar a otros países en cuanto a tecnología y a la formación de sus especialistas. Pero el pequeño detalle es que se trata de una curación que no es accesible para muchos, precisamente por el recurso económico.
Por eso mientras un canal de televisión mostraba las ventajas del nuevo equipo médico, decenas de personas llenaban las salas de Emergencia de los hospitales públicos mendigando atención. El diagnóstico es simple: en Bolivia, la medicina particular es de alta calidad, pero es tan inaccesible que es lo mismo que no existiera. Diariamente, en cualquier ciudad del país se puede observar largas filas de enfermos, quienes aun con el dolor a cuestas van a sacar una ficha para ser atendidos.
Es cierto que sumar dos horas a la jornada laboral de seis no solucionará las fallas en el sistema de salud, pero también es verdad que a la falta de infraestructura y de recursos humanos se suma la mala atención que prestan algunos malos profesionales en Salud. El consenso debe llegar de manera conjunta, lo que significa que ambas partes deben ceder y reconocer errores. Porque mientras el conflicto lleva más de 14 días, los enfermos no pueden “postergar” sus males.
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