La profesión periodística nació con la noticia escrita o impresa que marco históricamente su pauta original, mas con el paso del tiempo esa formula básica resulto complementada por la experiencia acumulada en las agencias noticiosas y de ahí enriquecida, fue trasladada junto con otros criterios de jerarquía y orden a los recién surgidos medios radioeléctricos.
En otras palabras, la noticia y la estructura de los periódicos sirvieron como cánones para la noticia y la estructura de los espacios informativos en la radio y Tv, con el paso del tiempo, la creciente competencia comercial por mayores audiencias o mejor dicho por un mayor número de anuncios y un consiguiente mayor nivel de ingresos, hizo que algunas empresas mediáticas y en particular las televisivas desarrollaran agresivas estrategias para capturar la atención del publico y en lo posible su preferencia o lealtad también. Ello, sumado a las potencialidades tecnológicas y lingüísticas de lo audiovisual, llevo pronto a que la espectacularidad y dramatización de los acontecimientos remplazaran a todos los valores proporcionados por la Tv. El dato común de las desviaciones registradas en todos esos casos es el sensacionalismo que ingresa en los informativos de ciertos canales de televisión y para rematar crean programas de espectáculo, chismes sin criterio, un claro ejemplo es “No somos Ángeles” emitido todos los días en un canal muy conocido de nuestro país, que no tiene absolutamente nada de precisión, concisión, exactitud, atribución de fuentes, respeto, etc. Una de las raíces para que los programas de televisión no sean las mas correctas y adecuadas es que en su mayoría de estos medios trabaja gente que no es profesional en el área de Comunicación social, especialmente en la parte de conducción.
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