23 jul 2011

COMPASES Y RITMOS, MELODIA UNICA

El redoble de tambores culminado con el golpe de la wajtana en el bombo dan inicio a la gran fiesta religiosa en Llallagua (Norte de Potosí) en un todo de fantasía en que se amalgaman artesanía, danza, esfuerzo, sudor, fe, amor y veneración a la Virgen de Asunción. Ese todo tiene inobjetablemente un profundo fondo de sonidos, ritos, cadencias, armonías y matices.


Es la singular fusión dinámica de la música nativa con las expresiones sonaras del viejo mundo. El arte de las jotas, gavotas, valses, polkas, mazurkas, saltos y zapateados muestra el matiz moreno de un pueblo sometido anteriormente. Una nueva música en la que el pentatonismo incaico se funde con el cromatismo, sistema ternario europeo y con los ritos afro, el predominio de la música nativa se muestra en la llamerada, kullawada, tinkus y potolos, mientras que los tópicos europeos son notorios en la diablada, el color de los ritmos africanos resalta en la morenada y los caporales. La otra faceta nativa, la de los pueblos de las selvas Bolivianas, muestra sus ritmos y melodías en la música de los tobas (macheteros, chunchos)

Actualmente las bandas son compuestas por muchos integrantes entre niños, jóvenes, señoritas, señores y señoras que al compas de sus instrumentos de metal son un deleite rítmico, disfrutado por los bailarines y las personas que se regocijan observando la entrada.

Mientras se escuche la música, durara la fiesta, es Llallagua convertida en música, eso somos. Y si hablamos de música, la “entrada” de nuestra fiesta… por los oídos entra.

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